El Accidente que Inventó el Heavy Metal: La Historia de Tony Iommi

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Cuando un desastre en una fábrica se convirtió en el nacimiento de un género musical completo

Si hay alguien que merece ser llamado el padre del heavy metal, ese es Tony Iommi. El guitarrista de Black Sabbath no solo creó algunos de los riffs más icónicos de la historia del rock —»War Pigs», «Children of the Grave», «Symptom of the Universe»—, sino que literalmente definió cómo debe sonar la guitarra pesada. Pero lo que hace su historia verdaderamente extraordinaria es que ese sonido característico, ese rugido oscuro y apocalíptico que cambió la música para siempre, nació de una tragedia.

Birmingham: Entre la Fábrica y los Sueños

Corría la década de 1960 en Birmingham, Inglaterra. Si eras un chico de clase trabajadora sin vocación académica, tu futuro estaba escrito: terminarías en alguna fábrica. O, como en el caso de cierto vecino del barrio llamado Ozzy Osbourne, te dedicarías al robo, pero esa es otra historia…

Tony Iommi era brillante, sin duda. Su habilidad con la guitarra desde la adolescencia lo demostraba. Pero los libros y las aulas no eran lo suyo. Intentó escapar del destino fabril: incluso pensó en convertirse en guardia de seguridad de discotecas, aprovechando sus habilidades como boxeador (necesarias para un chico italiano y delgado en el Birmingham obrero).

Pero la gravedad de la realidad social terminó por vencerlo, y a los 17 años aceptó un trabajo en una planta de láminas metálicas. Era aburrido, sí, pero pagaba las cuentas y le dejaba las noches libres para tocar con su banda.

El Último Día de Trabajo

La música empezaba a funcionar. Los conciertos dejaban dinero suficiente como para que Iommi tomara una decisión: renunciaría a la fábrica para dedicarse completamente a la guitarra. Presentó su renuncia y hasta consideró no presentarse en su último día de trabajo. Su madre lo convenció de lo contrario.

Fue una decisión fatídica.

Lo que sucedió ese día es la pesadilla de todo guitarrista. En sus propias palabras, en una entrevista de 2017, Iommi recordó:

«Trabajaba en una línea de producción. Me pasaban piezas, yo las soldaba y seguían su camino. Ese día, la persona que normalmente me enviaba las piezas no apareció, así que me pusieron en esta enorme prensa industrial, una especie de guillotina gigante. No sé qué pasó, debí haber metido la mano en el momento equivocado. ¡Bang! Cayó la prensa. Me cortó las puntas de los dedos. Y cuando retiré la mano, terminé de arrancarlas. Solo quedaron dos muñones, con el hueso asomándose.»

«Fui al hospital y me cortaron los huesos. Después me dijeron: ‘Será mejor que te olvides de tocar la guitarra’. Dios, estaba destrozado.»

El Renacer Inspirado por Django

Iommi cayó en la desesperación. ¿Cómo iba a tocar sin las puntas de dos dedos de su mano izquierda? Consideró seriamente abandonar la música. Hasta que el capataz de la fábrica, en un gesto que cambiaría la historia del rock, le puso un disco.

Al principio, Iommi se resistió. Lo último que quería era escuchar a alguien tocar la guitarra. Pero su amigo insistió. Era Django Reinhardt, el legendario guitarrista de jazz gitano. Iommi quedó impresionado por la música. Entonces vino la revelación: Django tocaba solo con dos dedos útiles en su mano izquierda, resultado de las quemaduras severas que sufrió en un incendio.

Si Django pudo, ¿por qué él no?

Cuando las Limitaciones Se Convierten en Innovación

Pero tocar era dolorosamente difícil. Las terminaciones nerviosas en sus dedos mutilados gritaban con cada nota. Así que Iommi se convirtió en inventor por necesidad. Derritió una botella de detergente líquido y moldeó dedales con forma de yemas de dedos. Los envolvió en cuero de una vieja chaqueta. Eran toscos, primitivos, pero funcionaban.

Más o menos.

Porque estos dedales caseros crearon tres problemas técnicos que, paradójicamente, definirían el sonido del heavy metal:

Primero: No podía sentir las cuerdas a través de los dedales, así que las presionaba con mucha más fuerza de lo normal.

Segundo: Tocar solos de notas individuales se volvió extremadamente complicado, lo que lo llevó a enfocarse en acordes, especialmente en los «power chords» (acordes de quinta) más fáciles de ejecutar.

Tercero: No podía hacer «bends» (doblar las cuerdas para cambiar el tono). Para compensar, buscó cuerdas más ligeras, primero usando cuerdas de banjo, luego cambiando a Picato de calibre ligero en 1970.

El Sonido que Cambió Todo

En papel, estas limitaciones parecen desventajas. En la realidad, fueron la receta secreta del sonido de Black Sabbath.

La presión extra sobre las cuerdas, combinada con el énfasis en los acordes poderosos, resultó en ese estilo de «riff tras riff tras riff» que caracteriza los primeros álbumes de Sabbath. Para 1971, con «Master of Reality», la banda afinaba sus instrumentos en Do sostenido (C#), en parte para facilitar el problema de las cuerdas de Iommi. Era una solución práctica, pero el resultado fue devastador: un sonido más pesado, más oscuro, más apocalíptico de lo que nadie había escuchado antes.

Lo que pudo haber sido el fin de una carrera musical se convirtió en el nacimiento de un género completo. Black Sabbath no solo cambió lo que significaba la palabra «pesado» en la música; prácticamente escribieron el diccionario completo del heavy metal. Y todo porque un joven guitarrista se negó a rendirse después de un accidente industrial.

El Legado de una Tragedia

La historia de Tony Iommi nos recuerda algo fundamental: a veces nuestras mayores limitaciones se convierten en nuestras características más distintivas. Si Iommi hubiera tenido diez dedos completos, quizás Black Sabbath habría sonado como cualquier otra banda de blues-rock de finales de los sesenta. En cambio, ese accidente forjó un sonido único, oscuro y poderoso que reverberaría a través de décadas, influyendo en todo, desde el doom metal hasta el thrash, el grunge y más allá.

La próxima vez que escuches esos riffs monumentales de «Iron Man» o «Paranoid», recuerda: estás escuchando el sonido de la resiliencia, de la creatividad nacida de la adversidad. Estás escuchando lo que sucede cuando un músico se niega a aceptar un «no» como respuesta.

Y estás escuchando, literalmente, el sonido del heavy metal naciendo de las manos mutiladas de un trabajador de fábrica de Birmingham que se negó a rendirse.


¿Cuál es tu momento favorito de Tony Iommi? ¿Conoces otros músicos que hayan convertido sus limitaciones en innovaciones? Cuéntanos en los comentarios.

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