Al presentar su nuevo disco Tides, el pianista argentino Emilio Teubal amablemente me lo compartió. En la actualidad radica en Nueva York y sabía de mi gusto por las nuevas sensibilidades estéticas. Ya estoy familiarizado con su trabajo por el lado del jazz, con su disco Música para un dragón dormido y Un montón de notas. Con esos antecedentes me dispuse a escucharlo en su registro a lo que él llama: música latinoamericana contemporánea.
Esta nueva producción, se sabe es una recopilación de improvisaciones y composiciones escritas solo para piano. Algunas trabajadas desde inicios del año pasado. En efecto, bebe del pozo de la música latinoamericana y de una permanente capacidad de abastecerse de variadas estilísticas sonoras. Amén de ser un pianista versátil, que como ya mencioné se adentra también a los terrenos del jazz, tango, música sacra y música experimental.
Este disco parece ser que epitomiza su quehacer compositivo, pero también la de sus influencias clave. El disco inicia con Intro. Brevísimas notas cristalinas, como el agua que gotea después de una lluvia. Hay suspensión, sí. Le continúa Tides, es como ponerle música al vaivén de una suave marea. Que va y viene con suavidad. Que las ves de lejos, mientras descansas. El viento sopla tu pelo y rostro. Así marcha esta composición que arpegia notas y nos traslada con naturalidad a su mundo.
Una pieza que sorprende es Tortuga, donde así como hay una melodía accesible también hay disonancias, improvisaciones. Tiempo, en cambio es más relajada, casi introspectiva y ese tipo de impresionismo inspirado en Debussy, con intervalos y armonías insinuantes.
Con Rio pensé en Brasil y al escucharla me lo confirmó. Posee una melodía cautivadora tal vez por la influencia que, en algún momento, Teubal recibió de Egberto Gismonti. Rio presenta un cambio cuando comienza a improvisar y a aumentar la intensidad causando cierto impacto. Tectonic (plates) en una composición abstracta que nos toma por sorpresa. Es como si nos recordara este caos ecológico que vivimos y en lo que Teubal muestra preocupación. De hecho, todo el disco es una inquietud por el cambio climático. “Queda poco tiempo para revertir el curso que lleva el planeta Tierra”, reflexiona el compositor.
Una de las piezas últimas es Playing, que por sus sutilezas y desplazamientos nos remite un tanto a otra de sus influencias a Mario Laginha, aunque con estilo propio. Teubal, absorbe de varias fuentes cómo ya mencioné, pero sin renunciar a su estilo. Aquí hace acentos como con pasos más marcados que después matiza a un tempo más lento y con pocas notas, me atrevería a decir que expresa tensión interior.
El cierre no podía ser diferente con Eyeslashes. Es una improvisación, es un ir y avanzar con reflexión, con sorpresas, con logros, pero también con conflictos sin olvidar las esperanzas. Percibo aquí ese tipo de impresionismo y emoción que suele escucharse en la escudería ECM y con balance.
Teubal lleva grabados cerca de veinte álbumes, entre los propios y como invitado, como ocurrió con ese disco Vigor tanguero, del grupo de Pedro Giraudo que hace dos años atrás ganó el Grammy Latino. Pero esta vez en Tides, Emilio Teubal, por primera vez, se detiene a escribir para su instrumento, y decide grabarlo tras saber que en estos tiempos organizar, ensayar, gestionar conciertos y encontrar venues resulta ser un asunto azaroso. “Y está bien que sea así, porque ya puedo tocar mi música solo durante cincuenta minutos, sin depender de nadie”, dice.
Tides no es un disco romántico de piano solo, no. Aquí lo que hay es reflexión, ahondamiento, también preocupación y cierta molestia por el irrefrenable daño que se le hace al planeta. Así como insinúa bellos paisajes sonoros, también expresa tragedia y dolor. Son fotos sonoras, que demandan verse con sensibles oídos.
En los últimos 17 años se ha volcado a escribir de y por la música. Se mantiene alerta y curioso de todo lo que su radar personal le permita, para capturar y descubrir esa música que está en la marginalidad como también en el ojo del huracán artístico alrededor del globo. Periodista musical, crítico y productor de radio. Ha escrito para Crónica, Arteria, elPeriódico, Siglo 21, Prensa Libre y Nómada.