La Mala Rodríguez se reinventa en Mala

| |

Por estos días en donde este receso obligado por el confinamiento ha servido para muchos como un rejuvenecimiento para recuperar la cordura, inspiración y la fuerza espiritual. María Rodríguez Garrido bautizó esta sexta placa de estudio como simplemente: Mala. La española cuenta que nunca había tenido un disco homónimo y que al bautizar con su nombre esta placa se siente como si estuviera empezando su carrera musical.  

La cantante viene de una pausa en su carrera desde Bruja (2013), la cual le ha servido para colaborar y producir. Esta nueva entrega inició en el 2018 y cuenta con colaboración como Lola Índigo, Cecilio G, Guaynaa y Big Freedia y Stylo G.

La española conocida en todo el mundo por fusionar el flamenco con el estilo urbano, lanzó este 2020, año de la pandemia, un disco con humor, alegre y sin perder su identidad urbana. Mala Rodríguez confirma su acercamiento al pop urbano como el siguiente paso en su evolución como artista aunque esto signifique instalar un vidrio de distanciamiento entre sus fanáticos que según justifica: “no muchos me acompañarán”. Entonces ¿condenamos a La Mala por bajarse del pedestal? 

Una de las ventajas de ser una cantante con estatus mundial es que no tiene qué probarle nada a nadie. Lo único que importa es que lo nuevo debe sonar honesto; esto no se negocia. Afortunadamente, lo es.

Nuevas Drogas abre Mala, es un corte que tiene barrio y dureza. Una reflexión violentamente emocional. La atmósfera introspectiva es como un grito incómodo que a unos les molesta pero a otros es el primer paso para estallar el tormento.

Like es endemoniada y sexual. En Superbalada hay desgarro y desamor que anuncian un alejamiento inminente. El anzuelo sexual como último recurso inflamable. Problema es una invitación de Mala y Lola Índigo a un trío de sexo feroz y caníbal.

Pena, con Cecilio G, es la canción más pop del disco. Es un rap romántico y sugerente. Dame bien con Guaynaa y Big Freedia es otro de los himnos para treparse a palos, mover caderas con la manos en la pared en un sube y baja que incluye violento choque de pelvis, halones de pelo y mordidas de oreja. Todos felices en clímax intenso, sí señor.

Antes de todo aquello tiene un ritmo lento con letras que libran una batalla interna de revivir un ardiente eco sexual como último deseo antes del olvido.

Mami es una balada tierna en piano con un rosario de sentimientos a flor de piel. Mala hace un recuento de enseñanzas que sacaron las ampollas más dolorosas del camino más injusto por ser mujer en un mundo de hombres. Conmovedora.

El inconformismo y la rebeldía se disparan desquiciados en Aguante, un título que no cabe para la furia que destruye y busca reivindicación. Me dice que aguante y no me de la gana / Yo vine a llevármelo to’ por delante /Mi cante / Jondo me sana mi el alma y me pide que grite / Lo llevo en la sangre.

Peleadora es un derroche de furia, fatalidad y resiliencia lírica en un rap agonizante y devastador. Enorme canción.

Contigo cierra Mala con una nota optimista del reguetón popero con letras romántico-sexual. Contó con la colaboración de Stylo G. 

Mala es un disco con pasajes espesos y contundentes, y por otro lado se diluye en reguetón urbano. Sin embargo, el pop que exuda no tiene porqué ser motivo de lapidación. Es un “tómalo o déjalo”, al mejor estilo de La Mala Rodríguez.

Previous

Lo humano y lo experimental del rock de Fábulas Áticas

Buscabulla y el regreso a Puerto Rico

Next

Deja un comentario