En estos meses estoy más consciente de cómo, en lo musical, latinoamericana se encuentra en un nivel muy competitivo. Por supuesto, hay mercados más grandes que otros, pero a Latinoamérica no le ha quedado otra que gestionar lo suyo por cuenta propia. Siguen el modelo independiente en su más clara y abierta expresión. Un ejemplo de altura, es Gepe, Daniel Alejandro Riveros Sepúlveda, chileno nacido en Santiago, que además de cantante y compositor es multiintrumentista, y el mes pasado nos regaló su nuevo y octavo disco Ulyse.
En los quince años que lleva de carrera, ha podido ya pisar la senda transversal de la industria musical, es decir, su éxito como artista independiente “cambia” ahora tras haber firmado con la transnacional Sony Universal. Este es su primer disco con esa empresa. Pero él no cede a nada de lo que ha hecho y sigue haciendo, esto es, cantar desde la profundidad de la música tradicional y popular latinoamericana en tono acústico hasta el pop más accesible, con sintetizadores y loops, que lo están convirtiendo en un ícono de la canción indie.
Conviene explicar que el titulo del álbum se refiere a la novela vanguardista del irlandés James Joyce y al personaje épico de La Odisea. En realidad, lo que hace es acompañar a su público a través de las canciones que se antojan masculinas (la nueva masculinidad), muy caribeñas incluso algunas con beats de reggaetón o salsa o folclor suramericano.
La placa fue producida tanto en Argentina, por Cachorro López, como en Chile, por Christian Heyne, y cuenta con varios invitados.
El disco abre con Prisionero, un prisionero del amor que después se queda enganchado por ella, porque “Cada vez que abres tu corazón/ Que va pisando fuerte por el mundo alrededor/ Todos tus deseos son realidad/No dejas de hablar/ Escucho tu voz/ Prisionero soy”. Todo esto a ritmo de cumbia, pero una cumbia acústica, sugerente y agradable, sin estridencias.
En la segunda pieza Confía, cuenta con Vicentico, el cofundador y cantante de los Fabulosos Cadillacs, ambos hacen lo suyo en esta canción a ritmo tropical acústico, donde se le pide confianza a ella, que “si nunca confiaste en nadie, ahora es el día” y luego le recuerda, “estamos claros, nadie es inocente”. Le habla así a ella, con la convicción que hay un deseo de mejorar, por eso le insiste, confía. El tandem se apoya y la afinidad en ambos facilita la comprensión del texto y la interpretación.
Otra de las bellas canciones es Carola y Luna, de esas que cualquier cantante pop quisiera para sí, al menos los que tienen sensibilidad por las madres solteras jóvenes. La melodía a tiempo medio, atrapa y se viste de sonidos de sintetizador y guitarra acústica a un ritmo sinuoso.
Gepe no se mide con el material. En Timidez, por ejemplo, junto a Natalia Lafourcade, ofrece con un ritmo suave, diría que bachata, frases como: “Yo sé que debajo de tus párpados se esconde una historia especial/ Cuando la tarde hacia la noche confunde tu timidez con sinceridad”, y remata con, “Tu sinceridad abrió mis ojos hoy”. Ella siempre dulce y emotiva.
Luego está, Por favor avisa, que como decía al inicio retrata esa nueva masculinidad. La canción siempre latina en compañía de ukulele con poca instrumentación, le pide a ella que le avise cuando llegue a casa y que sabe que tuvo un problema. “Hablemos lo que pasó, no podemos callarlo más/ Tu vida está en peligro hoy; esto va más allá, más allá/ Pedirte este favor no debería de ser normal/ Que mandes un mensaje está bien (pero, otra cosa) es vivir bajo amenaza”.
Un segundo es una canción cálida, que nos habla de ese recuerdo por un amor que ya no está, que cayó en cuenta que un gran amor sólo sucede una vez en la vida y por lo mismo guarda la esperanza de volver a encontrarla. “Miramos la vida al mismo tiempo/ No había nada que perder/ Te comes lo que siembras, corazón/ Vamos a encontrarnos en un futuro/ Que se aleja más y más/ Quiero volverte a ver”. La percusión acá es de cajón y de loops, guitarra acústica y algo más, que en conjunto tiene una manera fácil de conectarse con el oyente.
En efecto, Gepe quiso ser emocional, quiso hacer sentir al oyente y lo consigue. El ritmo que él llama salsa urbana, algo que trato de comprender qué es en realidad, porque en sí misma la salsa nació en Nueva York, pero es un artista que se atreve incluso hablar de folclor imaginario, pues está aquí en Ulyse, con ritmo latino que fusiona varios elementos, con unas melodías atractivas, buenos momentos, sin exageraciones y con un diseño acabado y amable.
Sony Music tenía que ponerle cuidado a este primer lanzamiento con Gepe, que habla de amor, de nostalgias, de conflictos, de esperanzas logra textos por ratos poéticos, amables y optimistas, por otros críticos, honestos y melancólicos. Gepe es en verdad uno de esos cantautores que al actuar con libertad, no se le debe perder la pista para nada.
En los últimos 17 años se ha volcado a escribir de y por la música. Se mantiene alerta y curioso de todo lo que su radar personal le permita, para capturar y descubrir esa música que está en la marginalidad como también en el ojo del huracán artístico alrededor del globo. Periodista musical, crítico y productor de radio. Ha escrito para Crónica, Arteria, elPeriódico, Siglo 21, Prensa Libre y Nómada.