Eliades Ochoa pone al mundo alborotao

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Como es de rico escuchar música tropical cuando tiene ese encanto del dominio, de la calidez y de la naturalidad. Uno se siente entre palmeras, cocos, ranchos, arena y brizna del mar. Uno siente que el aire sopla para acariciarlo a uno. Eso sucede con la música del tresero, cantante y compositor cubano Eliades Ochoa, sobre todo en su nuevo y vigésimo sexto disco Vamos a bailar un son.  

Para entender más de su música, hay que saber que Ochoa creció en un pueblito cubano, en La Loma de la Avispa, Santiago de Cuba. Su mamá y su papá tocaban el tres. Creció escuchando sones montunos y guarachas. En su pueblo asistía a todos los guateques campesinos, lo que marca su personal estilo, convirtiéndose además en compositor y arreglista de sus propias canciones

Sobre esa base, se convirtió en integrante habitual y después en director musical del Cuarteto Patria (1979), al que se le galardonó como uno de los mejores grupos tradicionales del son cubano, guajira, changüíe, guaracha y bolero. En 1996, gracias al llamado de Ry Cooder, Ochoa se presentó para formar parte del proyecto Buena Vista Social Club en el que actúa como cantante y guitarrista, cuyo disco ganó el Grammy. A su vez, desde 1980, forja su carrera como solista.

Vamos a bailar un son, es un disco lleno de son cubano, de guaracha y bolero como lo evidencian los once tracks que almacena, teniendo como invitado a Pablo Milanés y a la española Argentina, y respaldado por su grupo  

La voz y la guitarra de Ochoa, son un símbolo mundial del son cubano. En esta placa lo desglosa con elegancia, soltura y espontaneidad como sucede con el tema que le da título a la placa, Vamos a bailar un son. “Ven pa’ca/ vamos a bailar un son/ Apréndete bien el paso y repite el estribillo/ El son cubano jamás ha perdido el brillo”. El coro y la orquesta marcan con elegancia y amabilidad el ritmo de esta pieza. Brillante simplemente.

Luego llama la atención el humor con que Eliades Ochoa colorea el disco, al menos en María Cristina, inédito y de su autoría (igual que la anterior). Aquí dice: “María Cristina me quiere gobernar/y yo le sigo la corriente/porque no quiero que diga la gente que María Cristina me quiere gobernar”. Aquí hay un habilidoso puente de su guitarra acústica con esa cadencia y esa forma de llevar el ritmo del son cubano. Otra en esa línea es Qué lío, que habla de una perra que es llevada al juez, acusada de morder a Eliades, pero se arma el problema cuando la perra muerde al juez. El juez amenaza a Eliades (el acusador y que no es el dueño de la perra) con que, “si vuelve con esa perra parra, lo mandaré a fusilar allá por el platanar”. 

Atrae también, Como la nube se impone al Sol, original de Agustín Lara, donde hace mancuerna vocal con Pablo Milanés. Es la primera vez y en un bolero. El tema se va por lo romántico y dice cosas como: “Como la nube se impone al sol, como la sombra sigue a la luz/ como el recuerdo de nuestro amor/ por donde quiera me sigues tu”. En realidad, es un bolero sencillo de texto breve pero intenso, interpretado con ligereza y facilidad. En cambio, en Un bolero para ti, al lado de la andaluza Argentina, donde parece tender puentes entre el son y la zarzuela, la cantante española es más dramática y más intensa, sin naufragar en sentimentalismos. 

Pone punto final al disco, Baila con mi corazón. Es una historia de un amor imposible pero interpretada con ese ritmo tan caribeño como fresco. Acá Eliades Ochoa dice: “Tengo una guajira que me tiene enamorao/ ella dejó mi vida y mundo alborotao/ podría yo olvidarla si me voy por mi camino/ pero aunque no lo quiera, tal vez ese sea mi destino”. El coro acentúa el “baila con mi corazón” y la voz de Ochoa muestra su pericia para mantener la llama del ritmo contagioso que cultiva desde hace más de medio siglo.   

En el actual panorama de la música un disco como Vamos a bailar un son se agradece, porque no tiene esa intención de quedar bien con la gran industria, sino de ser un cauce generoso por mantener vivos varios géneros como también para que un veterano de su estatura, no pierda esa creatividad y esa inmejorable expresión en ritmos que son su especialidad: son cubano, guajira, changüíe y bolero. Conviene una escucha con agua de coco al lado. 

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