La sicodelia de Uay para salir de la Selva

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En este rastreo semanal de música me topé con los lisérgicos Uay, banda de Guadalajara, México, que hacen su debut discográfico con el EP Selva. El grupo apenas lleva dos años de vida, y tanto el bajista y cantante Rodrigo Torres como el también cantante y guitarrista Francisco López, forjan un rock experimental, sicodélico, con aliento afrolatino y un cierto tipo de world music de los años ochenta. 

La encantadora ciudad de Guadalajara, procura en sus habitantes una forma de entender la vida. Ciudad en donde hay modernidad pero también raigambre latina. Algo que se percibe en esta primera entrega del grupo Uay, que en diciembre había dicho en su fanpage que el disco se llamaría Kukulkan pero al final terminó por bautizarse como Selva

Desde el comienzo se define la producción. Inicia con el tema Energía cósmica, donde la guitarra juega un papel importante y protagónico, acompañado de algunos efectos. La persistente percusión, aquí como en todo el disco, se extiende para servir de puente, por la que habrá de pasar efectos (utilizan la app Sucillator, inspirado en un sintetizador Korg y un Moog), bajo y voces. Una pieza a tiempo medio con un palpable sentido latino.

Le continúa La carretera, uno de los temas más extensos (9 minutos y pico). La carretera que nos unía, ya la quitaron, ya solo queda el monte. Tanto que te decía/ Que te quedaras, que no te fueras.  Acá el grupo propone seguir una ruta para salir de la selva, comenzando con el bajo y luego la guitarra que define la melodía apoyada por una batería pronunciada. Hay sicodelia que brota del Sucillator. 

Para salir de la selva, donde de nuevo el bajo, la batería y la percusión guardan una fructífera relación y que coinciden para construir un amigable y cómodo colchón sonoro. Por cierto, esa animosa percusión africana tipo Jingo lo ba, popularizada por otro jalisciense Carlos Santana, se mantiene viva en todo el tema. Aquí debo citar lo dicho por la City Arts Magazine: “Uay posee una guitarra que brilla como un espejismo en el desierto”, porque la guitarra en este tema tiene su más notable aparición y participación sin obviar los arranques sonoros del Sucillator. Y sí, es contagiosa y se pone caliente. 

Llama la atención que ése tema se vincule a Para entrar en la Sierra, donde sobre un ligero tapiz percusivo cabalga una guitarra acústica que mantiene el mood relajado, aunque por ratos obsesiva (gracias al Sucillator), con un sentido melódico filtrado por la emotividad y lo hipnótico. La voz vuelve a decir: Para salir de la selva es muy largo el camino. Para entrar en la sierra, hay un largo camino”. Placentera sí.  

En El Barco, cambia. Es como la inflexión que se esperaba en un modo sentimental o en todo caso frágil. El tema parece un bolero, pero un bolero supermoderno, que se amplia y sorprende. La pieza guarda relación con La carretera, es casi la misma letra solo le añaden otro párrafo. Composición exótica, cimbreante, agradable. 

El disco cierra con Almohada, que más parece música que ayuda a superar la inquietud y alcanzar la placidez, en plan suave, flotante por ratos aunque terrenal por otros. Tres minutos de sicodelia pura.

Ciertamente la formación permanente de Uay la conforma Torres y López, porque el resto de músicos, los percusionistas, Rodrigo Rico y Cesar Om, el batería Jonas incluso voces, Nathalia Romo, son invitadas y suelen ser rotativas. Así, el grupo ha realizado presentaciones tanto en EEUU como en la misma república mexicana. 

Si se analiza fríamente el disco, resulta un tanto reiterativo sino es que monótono. Hay problemas de métrica entre la letra y la música, letras en realidad brevísimas.

La expresión “Para salir de la selva” pareciera ser la guía de las composiciones, de hecho la citan a lo largo del disco que da lugar a pensar que se trata de un disco conceptual.

Hay que reconocer sí que con esta música se puede bailar en plan suelto, apretado (El Barco) o en delirio psicodélico como lo sugieren a lo largo del disco, que por cierto tiene más vocación instrumental que cantado.

También hay que reconocer que aquí hay aventura, hay originalidad y hay atmósferas que no tienen que ver con el montón de grupos latinos. 

Este material solo es posible en Bandcamp y al parecer intentan publicarlo físicamente en casete.  

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