La Orquesta Los Crayones no busca encerrar al tango

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Hoy mismo hay una nueva generación de tangueros. Es algo de lo que poco se sabe, es algo que no se difunde y es algo que parece pertenecer solo a la tribu tanguera.

En el nuevo movimiento hay propuestas originales y sorprendentes, puedo mencionar a Alto Bondi, Vruma y los Dinamos y ahora la Orquesta Los Crayones que presenta su nuevo disco que firman con su nombre. 

Este estilo musical, que para algunos su punto de partida fue el tango congo, una variante de la rumba, sigue vigente gracias a una joven generación de músicos que eso sí, incorporan a su repertorio un material alejado del género, a veces con voces femeninas y otras veces con un frontman propio de una banda de rock. Aunque el sonido, el pulso y los gestos de toda banda tanguera los mantienen. 

La Orquesta de Crayones, dirigida por el violinista Federico Terranova, parece estar inspirada en los himnos tangueros de Osvaldo Pugliese, en las milongas de Aníbal Troilo o en las experimentaciones de Astor Piazzolla. En esta placa de 10 temas, entre instrumentales y cantadas, participan tres bandoneones (Eugenio Soria, Matías Juanatey, Mauro Iuvaro); dos violines(Federico Terranova y Tomás Quindi); contrabajo (Federico Ghazarossian); piano (Ulises Avendaño); y dos cantores (Pelu Romero y Juanjo Harervack). 

El disco abre con dos canciones de procedencia rockera, Detrás de los cerros, original de Saúl Hernández (Caifanes). Desde aquí se asoma una capa sonora potente, con bandoneones por delante.

Tanto la Orquesta como su cantante están dispuestos a no bajarle la intención de la original. Igual con La mitad, de Juan Pablo Fernández (Acorazado Potemkin), un dramón al que holgadamente se le asigna mayor poderío:

“Cierto que lo nuestro se termina/ y si es cierto hay que hacerle un final/ entonces quiero que te lleves mi hombro izquierdo/ que sin tu pelo no lo voy a usar jamás/ solo una mitad, mía, la que va a olvidarlo todo/ y la otra que te diga adonde voy”.

Tiene fuerza aunque pocos matices, pero parece algo irrenunciable para no olvidar su origen. 

El asunto del rock no desmaya cuando se escucha la versión de Por tres monedas, del bajista y cantante Francisco Bochatón, el mismo del grupo insignia del Nuevo Rock Argentino, Peligrosos Gorriones. La adaptación potencia al tema y resulta muy tanguera gracias a los recursos expresivos. Y es que acá, la obra de Bochatón mantiene ese pulso aún bajo las reglas del tango, gracias también a esa habilidad y destreza de la Orquesta Los Crayones y de su cantante.

Una canción que sorprende es La grasa y la sangre, del bandeonista y cantante Miguel López, del trío Futre, cuya letra se basa en la novela de Moby Dick. La canción con apenas 11 años de vida pública mantiene su sentido tanguero, aunque con un ritmo más marcado y con un arreglo mejor construido o en todo caso más completo en comparación a la original. Además, con un intérprete convencido y entregado. Esta singular canción está en la lista de convertirse en una de las inmortales y genuinas del género.  

Sin excusa del chileno Aldo Asenjo, que originalmente es un bolero, acá es arropada por una instrumentación que supera generosamente a la original. Es una canción de amor, entre resignación y esperanza, originalmente dulcificada, pero acá la voz le dota de fuerza y expresión y la Orquesta la magnifica con los énfasis y matices necesarios.

Las instrumentales escritas por Terranova, comienzan con Metáfora y metonimia, que muestra una pasión, una descarga sonora efectiva que avanza y avanza en un lenguaje tanguero propio de una aventura o de un andar sin detenerse. La otra es Condensación y desplazamiento, me resulta oscura. El piano marca y machaca el tempo junto a los bandoneones, llevándola a cierta tensión y drama, sobre todo ya en la parte final. La otra de este violinista es Fausto, de nuevo una lucha por mostrar poder a través de una gruesa instrumentación, que nos recuerda aquellas bandas de hard rock. Es un tema con una rara intensidad. Hay que recordar que Terranova parte de la idea que el tango es tan groso. Igual hoy se sabe que el tango no es como flamenco o el jazz que lo sitúan a uno con cierto tipo de acordes no, acá más bien tiene que ver con el ritmo y con la cadencia. 

La Orquesta Los Crayones es una banda prometedora que da para más.

La amplitud de miras de Terranova, esa búsqueda por ampliarle el repertorio al tango y compartirlo desde su particular e imaginativa estética, más la incorporación de un personal joven con experiencia en otros géneros, nos permite comprender que hace todo lo posible por contrarrestar una posible inercia y encierro al género, y de paso conquistarle nuevo público. 

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