El mensaje directo que ofrece el rap de Danny Marín

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Danny Marín, antes Kontra, es uno de los raperos más activos, más versátiles y más comprometidos en el panorama guatemalteco. Lo hemos escuchado en diferentes formatos y estilos (incluido el rock) y sus discos muestran esa chispa creativa de alguien curioso y sin miedo. Los retos los ha vencido y los siguen venciendo en un ambiente difícil para el artista. Es decir, ha tomado decisiones correctas. Ahora, este joven de 27 años, presenta su nuevo y cuarto EP Mensaje Directo, Vol. 1

Aquí de nuevo Marín vuelve a cantar, y de hecho abre la grabación con el tema Crush, ya saben, es un término informal para definir cuando alguien guarda sentimientos de amor romántico o platónico hacia otra persona, sin que lo sepa o sin que le corresponda. Aquí el rapero opta por hablarle directamente. “Dime qué hace falta para que esto funcione/ he intentado todo y me quedo sin opciones/ Dime qué hace falta para que esto funcione/ dime qué falta para que abras el corazón y te enamores/ Solamente dame una oportunidad/ quisiera ser parte de tu mirada”. Es un temazo pop, con gancho, pese a que rapea poco y canta más. 

Locu, en cambio vuelve a sus raíces, es muy rap. Al insinuar locura, también insinúa loco. Por lo mismo resulta irreverente. Aquí habla de una chica por la que se siente atraído y su asombro por ella no termina. “Dicen que vino a esta fiesta solo para ver a Danny/ Quiere un after party, se fuma la verde y entre las notas se pierde/Ese culo es sobrenatural/ se roba el show/ se ve espectacular bajando slow/ Yo me pongo a alucinar/siempre está horny/yo siento que la quiero”. Acá cambia varias veces su registro de voz. Por supuesto, el flow que se pudiera esperar surge con naturalidad, además con una letra muy narrativa. Lo tiene claro y no hay métrica que le aguante a sus deseos. 

Dubai, va en la misma dirección del anterior, incluso más gamberro. La pieza es de las que debiese acompañar con aquella advertencia: “Parental advisory. Language explicit”. Aquí nos cuenta que está high, es decir, en las alturas hasta donde el cannabis lo pueda llevar. “Soy un mariguano con logros/ Se asustan si les digo cuánto cobro/ Quiero competir con los peces gordos/ Y ya tengo la receta en el horno/ Estoy muy high, pasen a dubai/ pasen el papel, yo lo voy a enrolar”. La apología no dura más de un minuto y medio, para entonces ya hizo una declaración de vida. 

En cuanto a Todo tranquilo, aquí hace mancuerna con el rapero Endz. Esta pieza es aprovechada no solo para hablar de su vida artística sino también para alzar la voz a las circunstancias sociales y políticas que vivimos en el país. “Aquí no bastan los padres nuestros/ sobran asaltados, sobran secuestros/ Aquí solo se puede vivir estando borracho dijo un experto/ Cómo putas dedicarme a esto/ en un país donde es casi imposible/ Y aquí sigo escribiendo canciones/ usando esta realidad de combustible”. Como sucede con Marín, la desesperanza es paliada por las satisfacciones artísticas que recibe y nada le quita la paz. 

Y por último, 2040, que es enteramente contestaria. Aquí denuncia sobre las armas, sobre los alimentos (alteración de semillas), la explotación laboral, de los argumentos ilógicos del presidente, la contaminación de la Tierra, del respeto que no hay, de la guerra, de la pérdida de identidad y cita indirectamente a los pueblos originarios. En fin, hay rabia, hay dolor, hay indignación en esta pieza. Todo en marcado beat con un mensaje que deja ver que Danny Marín es un rapero ya ligado a las causas sociales. De hecho, es de los pocos informados de lo que está ocurriendo y, de paso, no le da la espalda.

Mensaje directo, Vol. 1, es una grabación más cerca a sus raíces pero también a su personalidad, donde el hip hop está más presente, más implicado, más auténtico.

Él no se deja abatir en cuanto a actitud, letras y ritmos, es decir, aquí está su parte dulce pero también su parte incómoda para muchos, ese lado agrio, combativo y terrenal.

Y aunque la brutalidad de la realidad pudiese abrumar a cualquiera, a Danny Marín a lo largo de estos diez años de carrera, no le han hecho bajar la espada ni el porte. 

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