Sebastián Romero conecta de corazón a corazón

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Tiene 25 años de edad y ya llama la atención. Se llama Sebastián Romero, y presenta su disco Habitación. Este joven mexicano inserto en el circuito alternativo de música pop, ofrece ocho tracks en clave pop, electropop y funk.

Pero veamos qué llama la atención y qué deberíamos esperar de este recién llegado al mundo discográfico. Ante todo, hay que decir que comenzó grabando canciones cada semana y las subía a YouTube. Así que se puede decir que es producto de esa plataforma. Luego grabó un disco que reunía todo ese material hecho antes, y ahora sí, estrena material en Habitación

Su voz no es prodigiosa, no tiene agudos ni arriesga por ejemplo, pero su timbre es joven, estable y sin sobreesfuerzo, suficiente para llevar las canciones con entrega y convicción

Cuando uno escucha su material muestra ya cierta madurez, sobre todo lo romántico que describe con extrema sencillez, sin pretensiones poéticas, pero lo hace de manera que hace sucumbir con su historia. Sí debo apuntar o en todo caso recordar, que su visión del amor y su experiencia es la de un joven, de ahí cierto candor pero también, espontaneidad.  

El disco abre con Siempre cerca, una tema que más bien es una confesión de cuánto le gusta, de esas cercanías tan provocadoras, y de lo que significa, eres “todo lo quise alguna vez”. Esta es más bien electro pop. Letra en realidad sencilla. 

Una de las bellas canciones es Me haces muy bien. Es un pop suave, elegante, en tiempo medio, donde se combinan los loops lentos y sonidos electrónicos con la guitarra. “Ayer, volví a dejar las llaves/ Por estar pensando en esa boquita/ Si sé que voy a verte después/ Soy feliz desde ahorita”. En la segunda parte, suena la guitarra del californiano Simon Lunche, que dice haber sido influido por Eric Clapton. Lo cierto es que sí le aporta dimensión a la pieza

Otra es Quédate con él. Siempre el elemento sonoro es el sonido electrónico. Volviendo al tema de su voz, aquí es evidente que es un cantante de micrófono. Y no es malo, es su estilo. Llega a mostrarse emotivo y dolido, y susurra. Esa parte y el cambio dramático sonoro que le sigue enriquece a la canción, por cierto redonda, de buena hechura. 

Una canción que tiene dolor y desgarro es Hablarlo. “Muchas veces lo intentamos/ Y fallamos, no pudimos/ Tantas veces lo forzamos/ Nos cansamos, no pudimos/ Deja el drama y la actuación/ Yo me alejo un rato/ Guárdate la explicación/ Yo me guardo el llanto”. De melodía atractiva e indudable encanto, con loops siempre presentes y un manto electrónico que arropa esa tristeza al cerrar un círculo. 

Y concluye el disco con Esta vez lo hagamos bien, una canción lenta, con aires de blues. ¡Puf! Y la historia inicial se repite. “Volvemos a encontrarnos en el mismo café/ compartamos unas copas/ imagínate volver a conocernos”, para después decir: “Esta vez deseo como lo debimos haberlo hecho la primera vez/ Esta vez que nadie salga lastimado/ Esta vez vayamos de las manos/ Y volver a disfrutarlo”. 

Hasta cierto punto es un disco conceptual. Me recuerda la audionovela de Will Downing. Aquí Sebastián Romero narra una historia de amor, desde que la conoce y la coquetea, hasta darse cuenta que ella sigue pensando en su relación anterior, sigue el distanciamiento, el reintento por mejorar y, por último, un reencuentro, es decir, hay ilusión, estancamiento, decepción y dolor. 

Por lo mismo, son historias íntimas que se cuentan entre cuatro paredes, en su habitación. Y gracias a esa espontaneidad y franqueza, más un lenguaje cotidiano, esas historias parecen empatar con lo que viven muchas personas.

Es un bálsamo para corazones malheridos de cualquier urbe latinoamericana. 

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