Phoebe Bridgers: locura y espíritu libre de Punisher

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Hay algo encantador en esa contradicción de componer canciones que narran terribles historias de soledad acompañada de acordes oníricos y angelicales. Ese encanto es el que Punisher destila como néctar, por momentos intoxicante y por otros adictivo.

Sin embargo, Punisher no debe tomarse a la ligera ya que, conforme las canciones desdoblan su concepto nos vemos envueltos en interminables viajes de pareja en épocas cuando la felicidad y la plenitud caminaban de la mano creando un recuerdo doloroso y placentero. 

Desde el anterior material Stranger In The Alps (2017) Phoebe Bridgers ha manejado esta dualidad. Sin embargo hay más que solo nostalgia y sentimientos nobles en esta nueva entrega, también hay humor, sarcasmo e ingenio. Es muy raro cuando una artista puede construir una cosmovisión con un segundo disco y este es el caso en Punisher.

Bridgers es una cantante estadounidense de 25 años radicada en Los Ángeles. Es fanática del también compositor y deidad del folk indie Elliot Smith quien se suicidó en el 2003. Con esta nueva entrega, pretende seguir los pasos de su héroe.

Punisher inicia con la instrumental DVD Menu, pista con un poco de sorna que preparan al oyente. Garden Song le sigue y aquí escuchamos una inocencia que muere en la niñez y que lentamente es devorada por una adolescente lista para explorar el mundo. I don’t know when you got taller/See your reflection in the water /Off the bridge at the Huntington /I hopped the fence when I was seventeen /Then I knew / What I wanted.

Kyoto es una carta de amor que juega con referencias de la película Lost In Translation (2003). Hay miles de pensamientos sueltos en cada línea que van hacia ninguna parte. I wanted to see the world /Through your eyes until it happened / Then I changed my mind / Guess I lied

Punisher es una historia sobre contemplar desde lejos al ser amado sin que sepa de nosotros. Tiene un aroma de acosadora pero tierna pero es para evitarse el rechazo inmediato que activa una explosión atómica. What if I told you I feel like I know you /But we never met? / It’s for the best.

Halloween trata sobre una relación muerta sin drama en donde nada importa ya. Hay hartazgo tóxico pero la costumbre es la pegatina que se desgasta de último. Chinese Satellite es un poco balada rock de letras disparatadas. 

Moon Song es conmovedora. Sobre el fin de la relación con una frase genial y lapidaria: But you’re holding me like water in your hands /When you saw the dead little bird, you started crying / But you know the killer doesn’t understand.

Savior Complex es sobre los secretos y vergüenzas rebeladoras entre pareja y que a pesar de todo, hay una invitación amorosa como salto de fe. La letra está montada en un mar instrumental y onírico. Baby, you’re a vampire /You want blood and I promised /I’m a bad liar /With a savior complex /All the skeletons you hide /Show me yours, and I’ll show you mine

I See You es un romance típico de la adolescencia muy a serie de los 90’s, Dawson’s Creek. Subir por la ventana y encontrar a tu alma gemela, sin que se confiesen.

Graceland Too es una canción sobre irse a un lugar, moverse, aunque no se tenga una idea pero el mérito es tomar la decisión. She can do anything she wants to / She can do whatever she wants to do /She can go home, but she’s not going to

I Know The End es el adiós a alguien que prefirió el mundo que la pareja. La canción crece poco a poco creando un momentum instrumental trepidante.  

El Punisher de Phoebe Bridgers es como tener una conversación con Luna Lovegood, la niña desubicada de la saga de Harry Potter cuyo encanto e inocencia, seducen. Bridgers es como Luna, locura de un espíritu libre. Esa soltura, contagia y seduce como el polo opuesto que invita a desconectarte.

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