Llevan ya cuatro años organizados y por fin concretan un primer álbum Savia. Me refiero al colectivo conformado por más de quince deejays y productores, en su mayoría, de La Antigua Guatemala, denominado Mazukamba. La grabación hecha en clave de etno electrónico, aunque le llaman folktronic, muestra elementos de cumbia, “reguetónintelectual”, ritmos africanos, trap, andino, down tempo, global bass y ese eclecticismo porque, “buscamos hacer cultura a través de la convergencia, el baile, la música y la fiesta” según dice el colectivo.
El artífice del proyecto es el argentino Julio Che León (radicado en La Antigua Guatemala) auxiliado por Alex Hentze y Alfonso Parutz. Hasta ahora habían organizado fiestas, pero hicieron una convocatoria para amarrar una grabación que permitiera mostrar otra forma de abordar los ritmos latinoamericanos y caribeño. La mayoría lo hizo, incluso con algún componente local como marimba, pitos, tambores e idioma indígena.
Según el colectivo, “Savia es un compilado musical lleno de magia, felicidad y viajes sónico- estelares que reúnen artistas de las diferentes latitudes de Centroamérica y el Caribe”, de esa cuenta aparecen artistas como Alex Hentze, Aerofustan, Di Laif, Ocarimbo y Sonido Quilete, pero también gente nueva como Guía (San Bartolomé, La Antigua), que aún no concreta un disco.
Esa desigualdad de experiencias es un tanto evidente, sobre todo en los recursos y en las búsquedas. Aunque no en la creatividad y en el atrevimiento. De hecho el disco abre con el tema en downtempo/ambient Abuelita Planta (Qati’t Q’ayes) a cargo de Selva y Cerro, que no es más que el tándem de la poeta k’iché/kaqchiquel Rosa Chávez y Sonido Quilete, un productor que gusta experimentar con sonido de pueblos originarios, aquí se escucha la marimba, el ronron y la caparazón de tortuga. En realidad, la pieza es sencilla. Si escucha con atención, descubrirá que el tempo es el mismo y con dos o tres acordes, pero lo que sí es cierto que con ello consigue musicalizar un genuino y poético agradecimiento a la Naturaleza, a las plantas, algo muy propio de los pueblos indígenas de Guatemala en la voz de Chavez. La sensación de esta música y sus matices es que en la Naturaleza fluye con generosidad y amor, y hay que expresarle nuestro agradecimiento.
La siguiente pieza de Guía, se titula Sendero interior, donde acude a rítmica de cumbia, afrobeat y trap. Aquí se escucha la voz del guía espiritual y erudito Domingo Días Porta (Venezuela). Con la idea de andar un camino de realización personal y trascendente, Elashar Caballeros (aka Guía) la traduce a un lenguaje musical. Para ello juega, experimenta no sin cierto ánimo de esperanza. Lleva ya cuatro años en la escena, y promete.
El productor Di Laif, en cambio nos lleva con su rítmica electrónica ese toque andino. De hecho, emula sonidos de zampoña. La pieza lleva por título El viento, y dentro de ella se escucha una voz que habla seguramente en aymara, que marcha placenteramente con un rítmico loop. Diego Pappa (su nombre real), es un antigüeño, que suele mezclar sonidos electrónicos con orgánicos, y eso ocurre aquí durante casi seis minutos.
Sonido Quilete sorprende acá con una tonada con una rítmica como mexica, titulada Tamborón corazón. Y de nuevo emula esos sonidos de instrumental de pueblos originarios como el tzijolaj, una voz en idioma maya. Cambia sus casi 115 bpm a algo más sincopado y a algo más cuadrado, quizá con la intención de “bailar vida y despertar las energías”, como él anuncia. Este es un trabajo que despierta la imperiosa necesidad de escucharlo una y otra vez para de repente encontrarle algo que suene a tango funk incluso a hip hop.
Quizá en la misma línea de la anterior, que gusta sin razón aparente. En realidad es un tema poco novedoso, pero que atrapa. Me refiero a Sonaca de Radio Fuete o Tze Kanek (Joseph Reillo), un chico de Chicago radicado en Puerto Rico. Su especialidad son los sonidos subtropicales lisérgico, de hecho habla de psycumbia. Esta pieza, tiene un desarrollo electrónico amable y una melodía adhesiva. Es muy urbana pero de rico mood. Utiliza la voz de un vendedor callejero, de esos que se detienen en las plazas de cualquier ciudad latinoamericana, convirtiéndola en algo más real y global.
Y por último, llama la atención el trabajo de Alex Hentze con Liviandad. Ya me es familiar su obra y lleva 13 años en la escena. Esta vez, con la compañía de la cantante de Katherine Elizabeth. Aunque ese beat es de inspiración suramericana (de hecho la pieza está inspirada en la ayahuasca), esta se vuelve una canción tecno-pop cautivante y moderna, aunque con un canto monótono pero quizá esa haya sido la intención. En efecto, durante cinco minutos nos lleva con una liviandad rítmica sin sobresaltos por no decir delicados a un viaje. Y eso se agradece. De hecho, se gana el alma del oyente más curioso y turístico.
Savia se publica con el deseo no sólo de ofrecer música, incluso bailable, contagiosa, dinámica, sabrosa, sino también con el ánimo de trasladar un mensaje auténtico, ancestral, respetuoso, sea desde la perspectiva de los pueblos indígenas como desde la de cualquier habitante de alguna metrópoli latinoamericana. “Savia en ascensión, envuelve con estos sonidos a los corazones en el mundo y llénanos de amor” apunta el colectivo en su fanpage. Y en efecto, lleva esa magnánima intención se escucha y se baila.
En los últimos 17 años se ha volcado a escribir de y por la música. Se mantiene alerta y curioso de todo lo que su radar personal le permita, para capturar y descubrir esa música que está en la marginalidad como también en el ojo del huracán artístico alrededor del globo. Periodista musical, crítico y productor de radio. Ha escrito para Crónica, Arteria, elPeriódico, Siglo 21, Prensa Libre y Nómada.