Bailar, tirar las manos al cielo, patadas a los lados con afro, enormes lentes oscuros, luces neón y demás pasos epilépticos, es lo que provoca ésta electrizante Paranoia Pop una producción argentina creada por el sexteto Bandalos Chinos.
Tiene un poco de Abuelos de la Nada por aquí, Ilya Kuryaki por allá, un destello de rocanrol funky sesentero que deslumbra. Todo esto embotellado en una invitación a cerrar los ojos y bailar en la oscuridad, a la orilla de la playa, por ley.
Esta tercera producción consolida al grupo sudamericano como un peso pesado de la escena roquera bonaerense. Humor, ironía y amor desbordan en éxtasis, esto que es: Paranoia Pop.
Los Bandalos Chinos lo integran Gregorio Degano (voz y sintetizadores), Salvador Colombo (sintetizadores), Tomás Verduga (guitarra coros), Matías Verduga (batería y percusión), Iñaki Colombo (guitarra y sintetizadores) y Nicolás Rodriguez del Pozo (bajo). Tienen dos producciones anteriores Bach (2018) y el EP En el Aire (2016).
El disco abre con Paranoia Pop que es una suerte de persecución de fanaticada sobre la banda a lo A Hard Day’s Night. “Estoy feliz, estoy en T.V / Y todes hablan de mí. La verdad, es lo que siempre soñé / Todes viendo mi cara. La fama llegó para acomodarse la paranoia”. Una canción funky con una rap del genial cantante Louta que hizo su participación en una toma.
Sin señal es una canción suave cuyo groove sugestivo invita más de un baile apretado con susurros y arrumacos. Es seducción pura. “Pero si voy acercándome / Todas las dudas se van, solo queda la cura / En este bar, sólo quedamos los dos”.
A la cabeza es un pop lento romántico y pegadizo. Todo el esplendor de Degano que con su voz se sumerge en la profundidad y emerge con una nota alta cual delfín en el atardecer. “A mi cabeza me acostumbré / Sólo tu cuerpo es más fuerte que el dolor / Esta canción ya no te dice nada / Pero en el tiempo durará”.
Después llega Chu-chu un rocanrol sobre un amor que no se cree que exista. Ñoña, fresa lo que querrás pero una canción que se te queda en la cabeza. Esto sucede cuando se cocinan muy bien todos los ingredientes poperos.
La Herida es una balada soul. Sobre el desasosiego de la soledad y el desamor. Pasó la hecatombe pero aún aquello se sostiene del hilo de la esperanza. Recordar y pegar todos los recuerdos. Quisiera quedarme, pero debo atravesar el país / Para encontrarnos, viajaremos hasta la raíz / Cuando haya pasado la locura, estaré aquí / Las palabras se me van, llega el momento.
El ídolo es una canción de dos partes. Una de un romanticismo cincuentero para caer en un rocanrol desbocado con un saxo de montaña rusa. La admiración del rockstar y quererlo conocer. “Hola ¿qué tal?, venía cantando tu canción / Solo te pido me regales una foto de los dos”.
Mi manera de ser fue el primer sencillo de Paranoia Pop. Tiene mucha vibración de rock de estadio como para abrir el concierto. Guitarra energética y un sintetizador animado crean un clima óptimo para que la gente grite con cada ritmo.
AYNMG o Así Ya No Me Gusta tiene una letra política sobre la inconformidad de las cosas, el desdén hacia ellas y una semilla de cambio cuando se alza la voz. Una balada acústica con sonidos urbanos. “Si tu idea de paz / Tiene palos y gas / Tengo que cantar / Y ya sé como”.
Fulnabis es la metáfora de lugar que, sin saber su existencia o donde está, es perfecto para empezar una nueva vida. Hay mucha sinfonía, experimentación y teatralidad. Este es un atisbo de lo que podría venir.
Los puntos es una canción a tres voces entre Degano, el cantautor mexicano El David Aguilar y la colombiana-canadiense Tei Shi. Encanta por su sencillez y naturalidad y una letra pegajosa.
Paranoia Pop es un disco divertido, intenso y redondo. El sexteto supo abordar ideas musicales, las dotó de profundidad e integridad para entregar un producto de música popular que exuda perfección.
Periodista de rock y de cine por vocación. Ha brincado entre periodismo y relaciones públicas en medios escritos y digitales así como instituciones educativas y financieras a lo largo de 15 años. Su versatilidad en las letras le ha permitido escribir sobre economía, deporte, crónicas de conciertos, procesos judiciales y política. Desde hace 4 años tiene una columna en el Diario de Centroamérica donde escribe de rock y cine. También colabora como columnista en el medio digital Epicentro GT.